La cultura de cumplimiento y psicología social

 

El cumplimiento de las normas es una manifestación obvia de ética; de ahí que ambos conceptos sean indisociables y la figura del Chief Compliance Officer haya dado lugar a su evolución natural, la del Chief Ethics and Compliance Officer. En este contexto, parafraseando la excelente obra de psicología social escrita por el socio de KPMG y profesor de Business Ethics en la Rotterdam School of Management, Muel Kaptein, los responsables de cumplimiento tienen que conocer bien los motivos por los cuales buena gente hace en ocasiones cosas malas. Una de las 52 reflexiones de la que habla Kaptein tiene que ver con la presión de grupo y efecto de conformidad (conformity), tema del que se habla bastante en los últimos años como factor a considerar en materia de “cultura corporativa”, concepto de aparición cada vez más recurrente en marcos de referencia sobre cumplimiento.

Ya en la década de los 50, el psicólogo estadounidense y conocido autor de estudios sobre psicología social Solomon Asch, mostraba cómo el individuo se encuentra condicionado de tal manera por su entorno, que su opinión es capaz de verse radicalmente influida por la de sus compañeros, hasta el punto de interiorizar como ciertas afirmaciones que son falsas a causa de la presión ejercida por la mayoría de aquellos (Asch’s Conformity Experiment).
Sin embargo, estos interesantes estudios también mostraban que el efecto de conformity se diluía a medida que otras personas se posicionaban de forma distinta al resto, aumentando entonces el número de individuos que empezaban a desviar su opinión respecto de la mayoría. En materia de Compliance estas experiencias adquieren plena actualidad, pues el comportamiento de los responsables de esta función es clave para romper el ahora denominado conformity-bias y promover las manifestaciones éticas y de cumplimiento que no solo sean punto de referencia sino motivación para el conjunto.

Aparece también un cometido derivado, que es su función de erradicar el self-serving-bias del personal de la organización, esto es, la tendencia inconsciente del ser humano a obtener, procesar e incluso recordar informaciones de manera que sustenten su propio interés o soporten las ideas preconcebidas. En este ámbito destacan las interesantes reflexiones del profesor de Business Ethics en la McCombs School of Business de la University of Texas en Austin. Las presiones comerciales o la trayectoria previa de la persona suelen ser factores vinculados a incumplimientos éticos o normativos, donde los individuos que los han provocado no llegan a interiorizar su culpa ni antes, ni durante ni tan siquiera después de los mismos a causa del self-serving-bias.

Son, pues, retos muy interesantes los que afrontan los responsables de cumplimiento, ligados con la psicología de grupo (conformity-bias) y también la individual (self-serving bias), siendo su gestión clave para consolidar una cultura de cumplimiento saludable en el seno de las organizaciones y evitar las malas praxis que se pueden derivar de ellos.